Patricia Canto, Susana Franco y Miren Larrea 

 Los académicos y académicas que trabajamos con agentes locales para desarrollar nuestros procesos de investigación a menudo nos encontramos transitando entre el idioma local en el que se lleva a cabo el proceso de investigación y el inglés, la indiscutible lengua franca del mundo académico. En este post argumentamos que asumir la coexistencia de diferentes idiomas en todas las etapas del ciclo de investigación fomenta la inclusión y el pluralismo, ayudando a desarrollar investigaciones en contextos complejos.

El inglés es la lengua franca indiscutible del intercambio académico, el idioma utilizado en las conferencias y revistas internacionales más prestigiosas y, a menudo, el idioma usado por los equipos de investigación plurinacionales. Sin embargo, como aquí se argumenta, el uso del inglés como idioma estándar en el mundo académico, si bien es importante para promover la excelencia en la investigación, a menudo constituye una barrera para involucrar a agentes locales en países que no hablan inglés. Esto puede deberse a los altos costos asociados con la traducción en términos de tiempo y dinero. Por lo tanto, las universidades y los institutos de investigación que participan activamente en la producción de conocimiento relevante para la sociedad tienen que negociar constantemente un equilibrio entre aspirar a logros locales o globales.

Como nuestra investigación se lleva a cabo en el País Vasco, nos encontramos en una situación de este tipo, transitando del inglés al euskera y al castellano para vincular la teoría con la práctica y luego nuevamente al inglés para llevar el conocimiento cogenerado con los agentes a la academia. Aunque esto dificulta nuestra vida académica, también nos hace más conscientes de esta complejidad y nos obliga a generar mecanismos adecuados para lograr la inclusión y el pluralismo. Por eso, en lugar de considerar las diferencias en el lenguaje como una molestia, estamos experimentando con ellas para desarrollar investigaciones en contextos complejos.

Esta labor la desarrollamos en Orkestra, Instituto establecido en 2006 en la Universidad de Deusto para trabajar con agentes sociales en proyectos de investigación que mejoren la competitividad del País Vasco, con el objetivo último de aumentar el bienestar de la ciudadanía. Con este fin, desarrollamos procesos de investigación transformadores trabajando con las administraciones públicas, las empresas y otros actores territoriales para abordar desafíos relacionados con la competitividad que enfrenta el territorio. Estos procesos implican diferentes grados de interacción con los agentes, dependiendo del enfoque metodológico que se adopte entre los que coexisten en nuestro Instituto, que van desde la cogeneración de conocimiento con las personas responsables de políticas hasta análisis más unidireccionales con recomendaciones para políticas específicas. Por lo tanto, estos procesos deben transitar entre las dos lenguas oficiales (castellano y euskera). Esto nos ha hecho conscientes de la necesidad de que los dos idiomas tengan su espacio, de las dificultades que esto acarrea y de los desafíos que plantea la necesidad de garantizar que el idioma minoritario no sea desplazado por el mayoritario. Por consiguiente, argumentamos que aprender a coexistir con varios idiomas nos ayuda a asumir esta diversidad, algo que también debemos hacer cuando desarrollamos procesos de investigación con otros actores territoriales.

Y luego está el inglés. Como académicas, se espera que publiquemos en revistas de alto impacto y que acumulemos citas para demostrar la calidad de nuestra investigación. A menos que iniciativas como el índice PLOTE ganen aceptación como una medida para acreditar méritos en la carrera académica, esto implica focalizarse principalmente en revistas publicadas en inglés. Así, mientras nos comunicamos en euskera y castellano con los agentes locales con quienes participamos en procesos de investigación para abordar los desafíos territoriales, nos basamos en literatura académica escrita en inglés para nutrir esos procesos. Asimismo, publicamos los hallazgos y lecciones de esos procesos de investigación principalmente en inglés. La investigación se convierte así en una traducción continua de la teoría a la práctica y del inglés al euskera y al castellano, para luego volver a los conceptos y a la teoría en inglés.

Esto tiene una serie de consecuencias, de las que mencionamos tres. La primera es que, para compartir nuestro trabajo con los agentes locales y/o con colegas que no dominan el inglés, necesitamos traducirlo. Las traducciones son costosas y requieren mucho tiempo, por lo que gran parte de nuestro trabajo permanece en inglés y no está disponible para los agentes locales, que quizá han participado en el proceso de investigación. Esto es un problema no solo porque reduce sus posibilidades de aprender de los resultados de los procesos en los que participan, sino también porque reduce su percepción del valor de la investigación. Cuando los agentes sienten que los investigadores e investigadoras escriben exclusivamente para sus pares extranjeros, su disposición para apoyar y financiar la investigación puede disminuir.

La segunda consecuencia es que los académicos y académicas que no leen inglés pueden tener dificultades para continuar construyendo sobre el conocimiento publicado solo en ese idioma.

En tercer lugar, y de ninguna manera menos importante, está el hecho de que nombrar temas o ideas complejas únicamente en inglés empobrece otros idiomas. Cuando dejamos de buscar una palabra para un concepto o idea en particular en un idioma determinado, empobrecemos ese idioma. Esta es una preocupación muy relevante para el euskera, que es un idioma minoritario.

Por estas razones estamos explorando diferentes formas de abordar este problema. Una de ellas es un espacio dialógico virtual creado para difundir un libro titulado "Actores facilitadores del desarrollo territorial". La página de inicio (ver Figura 1) invita a las personas participantes a un sitio multicultural donde coexisten en el mismo espacio contenidos en castellano, inglés, euskera y portugués. Se pueden publicar reflexiones en hilos multilingües que actualmente cuentan con contribuciones de personas que residen en varios países europeos y latinoamericanos.

Figura 1: Un espacio virtual multicultural y multilingüe

 Facilitadores

Fuente: https://dgroups.org/groups/perfadt

Otro ejemplo es un libro en el que se ha invitado a los autores y autoras de los capítulos a elegir el idioma en el que desean escribir y proporcionar resúmenes amplios en dos idiomas adicionales, de modo que diferentes comunidades puedan tener al menos algún acceso al contenido. Los dos idiomas elegidos para los capítulos son inglés y castellano, pero algunos resúmenes ya están confirmados en euskera, noruego, portugués y alemán. Este es un reconocimiento al lenguaje en el que se desarrolla el proceso de investigación con los agentes locales.

Algo que hemos aprendido al trabajar con diferentes idiomas y al incorporarlos durante el ciclo completo de investigación, incluida la etapa de difusión, es que este proceso requiere mucho tiempo y que es costosos e incluso un poco desordenado e incómodo. Por ejemplo, en el caso del espacio virtual anteriormente mencionado, algunas personas se quejaron de que encontrar su propio idioma entre los textos escritos en otras lenguas les exigía un esfuerzo adicional y les ralentizaba. Sin embargo, la alternativa sería renunciar a la inclusión y la pluralidad, lo que entra en contradicción con el desafío que enfrenta el mundo académico para abordar problemas sociales complejos.

De hecho, la propia humanidad afronta desafíos globales que se caracterizan por su complejidad, entendida esta como diversidad en la forma de interpretar los problemas y sus posibles soluciones. Los idiomas, arraigados en fuertes diferencias culturales, son parte de tal diversidad. Cuando aprendemos a integrar la diversidad lingüística en nuestra investigación, generamos información sobre cómo manejar diferencias más profundas que tienen que ver con esos desafíos sociales complejos. Es posible que exista el conocimiento técnico para resolver algunos de estos problemas, pero hay dificultades para que las personas responsables de implementar las políticas a lo largo del mundo integren ese conocimiento en sus decisiones cotidianas. Por supuesto, la conexión entre conocimiento y acción no se reduce únicamente a una cuestión de traducción del inglés, pero el idioma es fundamental para lograr la conexión entre el mundo académico y el de la política.

Si queremos que nuestra investigación sea socialmente relevante, debemos aprender a navegar la complejidad. Una forma de aprender a hacerlo es descubrir cómo crear espacios que incluyan los diferentes idiomas en los que se desarrollan nuestros procesos de investigación.

 Este post se publicó originalmente en inglés en el London School of Economics Impact Blog con el título: Embracing Multilingualism to enhance Complexity Sensitive Research

 Traducción de Susana Franco