Hace dos años, justo antes del inicio de la pandemia ya insistíamos en que estábamos ante una transición, el paso de una sociedad en las postrimerías de la era industrial a otra marcadamente digital. La pandemia aceleró la transición, no por convicción, sino por que no hubo otra opción. Casi al mismo tiempo, el desacople de las precisas cadenas de suministro globales se vieron alteradas y “producir cerca” pasó de ser impensable a ser factible, incluso deseable.

Años antes, la crisis de los refugiados del norte de África había puesto en cuestión el modelo de acogida de las personas migrantes en la Europa del bienestar. La segunda transición –la socio-demográfica, al menos en su dimensión migratoria- apretaba las costuras del modelo europeo, aunque terminó sin lograr definir una respuesta duradera y compartida, más allá de la solución lateral acordada con Turquía. 
 
Hoy, tras una invasión a Ucrania a todas luces ilegítima y una masacre en ciernes, la transición energético-climática parece acelerarse en Europa motivada por unas aspiraciones totalitarias y de carácter imperial que están relplanteando por completo el tablero geopolítico mundial. 
 
Parece que son los acontecimientos y las crisis sobrevenidas las que aceleran las transiciones que se vislumbraban como caminos por los que discurriría el futuro. Una vez más -no será la última- lo que parecía imposible resulta ser obligatorio, lo público se convierte en fundamental y la colaboración se arroja como impresdincible.
 
Las crisis son momentos para replantearse muchas cosas, especialmente el futuro. Más allá de quejarnos por aquello que no sucede, son momentos propicios para reflexionar sobre causas, analizar el trasfondo de asuntos clave y rediseñar estrategias. Si además se solapa la salida de una con la entrada de otra, además de complicar el diagnóstico y la estrategia a diseñar y poner en marcha, seguramente nos debería llamar a un pensamiento más profundo sobre qué está pasando y qué está por pasar.
 
En la arena empresarial vasca, especialmente la pyme, está sujeta a un continuo ajetreo en materia de lo que algunos llaman digitalización. Con la digitalización se aborda la adopción de tecnología, pero actualmente el desafío de la pyme no parece ser tanto dicha integración tecnológica como que, en realidad, están ante el reto de ser competitivas, esto es, ser proyectos empresariales duraderos y sostenibles en un tiempo de grandes cambios, entre otros debido a la disrupción y la irrupción tecnológica en muchas cadenas de valor, algunas en permanente reconstrucción. Por eso necesitan abordar un proceso de transformación digital que, de manera agregada para el conjunto de la economía y sociedad vascas, constituye la transición digital en Euskadi. En esa tesitura, el futuro ya no es lo que era (en realidad nunca lo fue), por lo que la pyme tiene dos grandes opciones: mantener el estado de las cosas y optar por seguir haciendo más o menos lo mismo, o bien construir palancas para ser más competitivas. En esta segunda opción están quienes buscan dar pasos para transformarse. 
 
La pyme vasca -eso sí, con un marcado carácter industrial- está llamada a seguir dando pasos. Muchas están avanzando por esa senda con notable éxito, mientras que otras aún se encuentran en estados muy embrionarios de madurez digital. Con esta meta compartida, los distintos niveles institucionales de gobierno, desde hace años están apoyando iniciativas en esta dirección. En el caso de Gipuzkoa, la Diputación Foral lleva varios años intensificando políticas digitales de apoyo a la pyme, motivo por el cual el próximo jueves 31 de marzo organiza una jornada pensada en el futuro de la industria. 
 
Re-think industry busca empoderar a las pymes del territorio en su camino de transformación y, para ello, durante la jornada se compartirán experiencias de pymes,  aprendiendo unas con otras. La transformación digital es, ante todo, un camino para mejorar la competitividad de la empresa. Por ello, con esta premisa, los propios responsables de las pymes explicarán cómo desde la gerencia, la dirección general de cada pyme están abordando este proceso que es un proceso de cambio y avance. De pyme a pyme, de responsable a responsable; compartirán aprendizajes de todo tipo porque lo importante es que la pyme pueda seguir avanzando. La tecnología, siendo importante, no es lo determinante, sino una herramienta, necesaria en todo caso, pero una herramienta al fin y al cabo.
 
Desde Orkestra participaremos coordinando una sesión específica sobre el liderazgo para la transformación digital, que es, sin duda, el elemento fundamental. Porque cuando hablamos de transformación, de empresa, de pyme… en realidad estamos hablando de personas. "Times are a’changing", ya dijo Bob Dylan.
 

Agustín Zubillaga

Agustín Zubillaga

Agustín Zubillaga, investigador especializado en transformación digital y políticas digitales, es doctor en Ingeniería Informática y de Telecomunicaciones por la Universidad de Deusto. Comenzó su carrera en el sector de las Telecomunicaciones y el Software, y cuenta también con experiencia como docente en áreas de ingeniería del software en varias Universidades (Universidad del País Vasco, Universidad de Cantabria y Universidad de Deusto).

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