5 mayo 2016
Los investigadores de la Cátedra de Energía de Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad, de la Universidad de Deusto, han presentado el informe “Precios de la energía y competitividad industrial” sobre el impacto de los precios de la energía en la competitividad empresarial.
Han analizado, en un detallado estudio, el impacto de los precios de la energía sobre la competitividad de la industria vasca y española. Para ello, se han examinado sectores intensivos en energía en sus procesos productivos, como son la siderurgia, el vidrio, el papel, el cemento, la madera, la química y el caucho. A lo largo del periodo que analiza el estudio (2000-2015), el precio de la electricidad, del gas y de otros combustibles ha aumentado de manera continuada, a pesar de la volatilidad en la cotización de algunos recursos energéticos en determinados momentos en el mercado internacional.
La principal conclusión del estudio es que el precio de la energía es determinante en la competitividad de algunas industrias que se sitúan en posiciones desfavorables frente a sus competidores de otros países como Italia, Alemania o Francia. El aumento en el precio de la energía, al que tienen que hacer frente las industrias vascas y españolas, no puede ser repercutido en la venta de sus productos, lo que genera una importante desventaja comparativa en costes. Esta situación se ve agravada por la actuación de algunos estados que frenan el incremento del precio de la energía a través de exenciones.
De esta manera, el impacto de los precios de la energía en los sectores analizados es muy superior al promedio de la Unión Europea (UE-27). Como media, el precio de la energía ha aumentado un 19% más que el precio de los productos que ofrecen. Esta cifra contrasta especialmente con la realidad de otros países como Francia, donde el aumento ha sido del 9%, o Alemania, con un 3%.
La posición de desventaja afecta especialmente a aquellos sectores que tienen que competir en mercados internacionales, o a los casos en los que las diferencias de costes entre distintas instalaciones de un mismo grupo empresarial inciden en las decisiones de producción o de inversión. Asimismo, son especialmente sensibles a esta circunstancia, aquellos sectores en los que los productos están menos diferenciados y compiten en mercados globalizados.
La necesidad de hacer frente a esta desventaja competitiva ha supuesto para las empresas la necesidad de fortalecer otras variables como la innovación de productos y servicios, la capacidad de diferenciación del producto o el valor de marca, los niveles de costes, la productividad, etc. Es decir, lograr otras ventajas competitivas para poder hacer frente al impacto negativo que supone la factura energética, ya que si bien el coste de la energía es importante y puede ser decisivo, no se le puede atribuir de forma única y exclusiva los éxitos o fracasos de una industria.
Otro aspecto que destaca el estudio es el aumento del consumo de gas y electricidad en el ámbito industrial frente a otras fuentes de energía. La tendencia evolutiva refleja que se está reduciendo el peso de otros combustibles en los procesos productivos de la industria, y existen sectores que son fundamentalmente consumidores de electricidad (siderurgia, pasta papelera y caucho), y otros más gasistas (papel, cartón y vidrio).
Puedes acceder al estudio completo aquí.