8 de abril de 2019 

“La cultura inversora ha mejorado, hay mayor sensibilidad, pero aún queda mucho camino por recorrer”, dice Nagore Ardanza responsable de la plataforma Crecer+, que desde que se fundó en 2010 ha evolucionado y adaptado su modelo de red hasta convertirse en un instrumento que abarca toda la financiación del entorno emprendedor.

Nagore entrevista perfilEn estos nueve años, el emprendimiento se ha ido profesionalizando y se ha colado también en las Universidades donde ahora hay programas específicos de los que salen emprendedores con un perfil más joven. “El perfil de inversor no ha cambiado tanto”, dice Nagore Ardanza, aunque reconoce que en este ámbito también la profesionalización es mayor. Así, la responsable de Crecer+, nos aporta más detalles sobre los cambios que se han producido y se están dando en el ecosistema emprendedor.

¿Cómo ha cambiado el emprendimiento desde que se puso en marcha Crecer+?

El tipo de proyectos quizá no haya cambiado demasiado pero donde se ha visto una evolución ha sido en su profesionalización. Los emprendedores saben más sobre financiación, sobre cómo construir las rondas de financiación, conocen más a los actores que están en el ecosistema, se trata de un entorno que ha cobrado madurez durante este tiempo.

"Desde las instituciones públicas se está realizando un gran esfuerzo en la atracción de inversión en emprendimiento y en la profesionalización de los emprendedores"

Y desde el punto de vista de la inversión, ¿ha habido evolución?

Sí, cada vez se van creando estructuras más profesionalizadas de inversores. Desde las instituciones públicas se está realizando un gran esfuerzo en la atracción de inversión en emprendimiento y en la profesionalización de los emprendedores, por otro lado, la creación de fondos de inversión profesionales ha iniciado la profesionalización del inversor. El hecho de que las instituciones públicas estén atrayendo aceleradoras internacionales también hace que el ecosistema se vaya profesionalizando. Pero hay mucho camino por recorrer en lo que respecta a la construcción de un sector financiero de financiación en start-up y la atracción de startups de otros lugares a Euskadi.

¿Cómo se vive esta evolución en Crecer+?

La profesionalización de la inversión ha hecho que algunos de nuestros inversores opten por otras formas de inversión en emprendimiento que se adapta más a sus necesidades y por lo tanto se desconecten de la red. Otros business angels disponen de un patrimonio limitado para este cometido por lo que invierten en una, dos o tres operaciones y se quedan en standby hasta que ven qué ocurre con sus inversiones y esto nos lleva a estar constantemente buscando nuevos inversores para la red. Esta coyuntura ha provocado una evolución en Crecer+ que más allá de ser una red de inversión hoy en día se ha convertido en un instrumento que abarca toda la financiación del entorno del emprendimiento.

Un instrumento que abarca la financiación del entorno, ¿Cómo se consigue eso?

Desde hace cuatro años hemos ido viendo que cada vez surgían más aceleradoras, otros fondos y nuevos recursos a los que la startup podía acudir. En esta línea lo que hemos hecho es convertirnos en un punto de encuentro donde acudir para que la financiación de la startup se pueda desarrollar en el entorno de Crecer+. Así hemos cerrado alianzas con toda esta red y hemos ido creando un espacio de oportunidad de proyectos emprendedores para la inversión. Al mismo tiempo hemos ido generando conciencia en las personas de que existe el emprendimiento y que invertir en ello es algo positivo para generar actividad económica y el desarrollo territorial.

¿Qué resultados hemos obtenido?

La verdad es que las alianzas que estamos forjando son muy positivas y estratégicas. Sin ir más lejos, el último foro Crecer+ lo hemos organizado en colaboración con CEBEK por tercer año consecutivo. Se trata de un espacio que ya se está consolidando y donde CEBEK participa activamente en la búsqueda de nuevos perfiles que puedan tener ánimo inversor dentro de sus asociados. El próximo foro que celebraremos en junio o julio lo haremos en colaboración con la Corporación Mondragón, una cita que también repetimos, y que nos demuestra que hay cierta inquietud por parte de las grandes corporaciones de estar con startups y conocerlas.

Las redes y el ecosistema cada vez son más maduros, Crecer+ ha evolucionado también, pero ¿qué pasa con los proyectos emprendedores? ¿cada vez hay más proyectos emprendedores o la cantidad es similar a la de hace diez años?

"Un ecosistema emprendedor tiene que tener ambos tipos de emprendimiento, es decir, gente joven que piensa out of box, y con un pensamiento lateral, y gente más madura que trabaja resolviendo los problemas que existen en la empresa actual."

Hay proyectos emprendedores, no obstante, esto es algo que tenemos que continuar estimulando. La mayoría de los emprendedores que tenemos ahora en la red son personas mayores de 35 años que ya tienen una carrera profesional desarrollada, que terminan una fase en la empresa en la que trabajan y que identifican un problema en el mercado que intentan solucionar. Este perfil de emprendedor es importante, pero también hay que estimular y animar a los jóvenes a que creen equipos multidisciplinares tanto entre disciplinas como entre las propias universidades, a que desarrollen proyectos emprendedores. Las universidades ya han empezado a impulsar y a animar este tipo de emprendimiento, pero hay que continuar construyendo y trabajando esta cultura del emprendimiento.

¿Qué tipo de iniciativas se están impulsando desde la Universidad?

En Euskadi las tres universidades están desarrollando modelos de emprendimiento y deberán seguir construyendo y adaptando estos modelos a las necesidades del ecosistema, así la Universidad de Deusto cuenta con un Vicerrectorado de Emprendimiento y unidad de innovación y emprendimiento con el master MEDEA de emprendimiento en acción, Mondragon Unibertsitatea ha hecho un gran esfuerzo con el grado sobre Liderazgo en Emprendimiento e Innovación (Leinn). La Universidad del País Vasco (UPV/EHU) ha creado un máster específico orientado al emprendimiento. Todas estas iniciativas deben seguir desarrollándose ya que el ecosistema no sólo emprendedor, también las empresas demandan perfiles cada vez más emprendedores en sus organizaciones.

En lo que respecta al perfil emprendedor, ¿qué diferencia hay entre un emprendedor de más de 35 años y un emprendedor universitario?

El emprendedor de 35 años tiene experiencia en el mercado en el que opera normalmente. Es una persona que tiene un recorrido profesional, que ha identificado un problema en ese ámbito conocido para él y aborda ese problema dentro de ese proyecto emprendedor. Para este perfil el emprendimiento es una salida profesional y esto genera más credibilidad en la inversión. La contrapartida puede estar en el pensamiento lineal que puede resultar de este tipo de proyectos, lo que significa que la escalabilidad del proyecto muchas veces es reducida, ya que responden a un problema concreto identificado en una empresa concreta.
En cambio, en los proyectos emprendedores más jóvenes, nos encontramos con un equipo más multidisciplinar y con ideas más disruptivas. Pueden no ser desarrollos tan sofisticados tecnológicamente, pero sí son modelos de negocio más rompedores. Sin embargo, cuando el proyecto se gesta en un entorno joven con gente de 24-26 años, la confianza suele ser menor, sobre todo porque se corre el riesgo de que esa persona joven se puede ir a una gran empresa en cualquier momento a no ser que esté completamente comprometido con su iniciativa.
No obstante, un ecosistema emprendedor tiene que tener ambos tipos de emprendimiento, es decir, gente joven que piensa out of box, y con un pensamiento lateral, y gente más madura que trabaja resolviendo los problemas que existen en la empresa actual.

Hablamos de que el emprendedor de 35 años genera más credibilidad al inversor, ¿a la hora de invertir cómo se comporta el inversor?

El perfil del inversor business angel en la red es más conservador, pero cuanto más lo profesionalicemos más consciencia tendrá sobre la necesidad de diversificar su cartera. En este contexto, lo ideal es que invierta en ambos tipos de emprendimiento y que disponga de unos criterios de inversión de tal manera que pueda invertir en aproximadamente diez proyectos y planifique bien esas inversiones.

Antes hemos hablado de que hay programas orientados a los jóvenes a emprender. ¿Hay programas similares enfocados hacia la inversión?

Para invertir necesitas cierto patrimonio y normalmente quien invierte suele tener un perfil más maduro y es o ha sido directivo o propietario de una empresa. No hay programas de creación de inversores, pero cada vez hay más formación en este ámbito.  Las redes de inversores son espacios muy adecuados para esas personas que están empezando en este mundo. También se ha creado en Bizkaia la plataforma Crowdfunding Bizkaia, que pueden ser una vía para que personas jóvenes con un patrimonio más limitado puedan empezar a invertir en proyectos emprendedores en fases muy iniciales y con tickets muy pequeños. No obstante, considero que sí se debería de pensar en crear desde las universidades, no sólo espacios para aprender a emprender,sino también para invertir, y que se empiece a tomar conciencia de que emprendimiento e inversión son dos lados de la misma moneda en muchos casos.

NAGORE SEÑALA

 

Vemos que el ecosistema del emprendimiento está creciendo y está generando frutos, tanto desde el punto de vista del emprendedor como desde el punto de vista de los inversores y de las empresas que pueden empezar a tener interés en ver la innovación desde otro punto de vista. No desde su I+D interno, sino dentro de políticas de innovación abierta, las startups acompañan a las empresas en desarrollar la ambidestreza alentándolas a explorar fuera de core de su negocio.