Las mujeres son hoy una parte importante de la fuerza de trabajo, pero su incorporación a dicho mercado y sus implicaciones en términos de equidad y corresponsabilidad de género se revelan como una problemática compleja, y que, entre otras cuestiones, es importante para atajar el actual reto demográfico (Alvarez y Olazabal, 2017). Una de las claves para entender las desigualdades de género persistentes a nivel de conciliación trabajo-vida personal, es, en gran medida, el desigual reparto de responsabilidades en relación con el trabajo doméstico y de cuidados, y sus impactos en la satisfacción y bienestar de las mujeres.
Coincidiendo con el 8M, día internacional de la mujer, nos parece interesante hacer una reflexión sobre cómo la conciliación laboral, de cuidados y personal en Euskadi, impacta de forma diferente en la satisfacción y bienestar de las mujeres y hombres, y a qué aspectos hay que prestar atención para garantizar una corresponsabilidad de género más equitativa y justa.
Nos basamos en la definición de corresponsabilidad de género, como la articulación de tareas “productivas” y “reproductivas” desde una perspectiva que armonice los espacios de familia y trabajo de una forma más equitativa entre hombres y mujeres y reducir las inequidades de género en las divisiones de cargas (Figeroa & Urrutia, 2015). Es decir, el concepto corresponsabilidad trata de medir la distribución de dedicaciones de tiempo entre tiempos productivos y reproductivos, pero ¿cómo se vinculan estos tiempos de dedicación a las medidas de bienestar y la satisfacción de las mujeres y hombres con su trabajo y su vida?
Para dar respuesta a esta pregunta, hemos revisado la Encuesta de Conciliación de vida laboral, familiar y personal de EUSTAT, con el objetivo de analizar los parámetros de satisfacción de mujeres y hombres en relación con su trabajo, su vida personal, y su tiempo para actividades personales desde el 2011, primer año en el que se comenzaron a recoger estos datos, y su evolución en el tiempo hasta 2021 (1).
Los datos de la muestra analizada arrojan que, la satisfacción laboral general (2) promedio de mujeres y hombres ha ido evolucionando positivamente desde 2011 (con una ligera cifra mayor de satisfacción laboral en mujeres), al igual que la satisfacción promedio con la vida personal. Sin embargo, el aspecto que llama la atención es que la satisfacción con el tiempo destinado a la vida personal sigue siendo superior en los hombres que en mujeres, y la brecha de la satisfacción con este tiempo no se ha ido reduciendo en los últimos años, sino que se ha mantenido relativamente constante.
Esto nos hace pensar que probablemente la distribución de tiempo de cuidados y de ocio siguen sin estar equitativamente distribuidas por género, y para ello, también revisamos los tiempos efectivos de dedicación a distintas actividades de la encuesta de presupuestos del tiempo de Euskadi (datos de 2018). Observamos que, en efecto, las dedicaciones de las mujeres a las actividades de trabajo de hogar y cuidados de media para 2018 eran de 6 horas diarias, superando en 2 horas a las horas que destinan los hombres a las mismas tareas (4 horas), aunque los hombres de media invierten en trabajo remunerado una hora más diaria que las mujeres. Cabe añadir, además, que el cómputo de horas semanales entre trabajo remunerado y el “trabajo invisible” casi supera con creces las 48 horas semanales estipuladas en 1930 por la Organización Internacional del Trabajo a partir de las cuales las personas empezarían a notar impactos en su salud. De hecho, tal y como apunta Criado Perez (2019), existen diferentes estudios que muestran cómo las mujeres (especialmente las que conviven en pareja) sufren en mayor medida alteraciones de su salud mental y física, debido principalmente al trabajo invisible (el no remunerado).
Población por horas destinadas a: | Trabajo remunerado | Trabajos domésticos | Cuidados personas hogar | Vida social | Ocio y deportes | Ocio pasivo |
Hombres |
7:35 |
1:55 |
2:03 |
1:57 |
2:43 |
3:05 |
Mujeres |
6:33 |
3:06 |
2:41 |
1:46 |
2:13 |
2:54 |
Estos datos nos hacen reflexionar: ¿Y por qué las mujeres tienen entonces un grado de satisfacción con la vida tan elevado si la distribución de tareas de cuidados está tan desigualmente distribuida por géneros? Aprovechamos una reflexión que una compañera de Orkestra, Miren Larrea, realiza en torno a las diferentes formas que tenemos de percibir el bienestar por parte de hombres y mujeres, y es que el “estilo femenino está definido por las emociones, el cuidado y la búsqueda del crecimiento propio a través del bienestar de los demás. El estilo masculino se define por la racionalidad y la objetividad, y la búsqueda del propio crecimiento a través de la separación y la individuación.” El hecho de que en los resultados de satisfacción con la vida las mujeres tengan una valoración alta ya no nos sorprende tanto si tenemos en cuenta esta afirmación, ya que para las mujeres el bienestar de los demás es muy relevante y las tareas de cuidados otorgan satisfacción.
A pesar de ello, y apoyándonos en los efectos demostrados tanto en la salud como en la pobreza de las mujeres en edades avanzadas debido a la parte de su vida dedicada al trabajo no remunerado (Criado Perez, 2019), creemos que una perspectiva inclusiva hacia la corresponsabilidad de género debería estar enfocada no sólo a la satisfacción con la vida en general, sino también a garantizar que las mujeres puedan disponer de tiempo destinado al ocio y la vida personal de manera equitativa al de los hombres, y por lo tanto, incidir no solo en medidas de conciliación laboral, sino en medidas que favorezcan la corresponsabilidad y el reconocimiento del trabajo no remunerado.
La inclusividad es un elemento transversal fundamental del marco de competitividad de Orkestra al servicio del bienestar, cuya monitorización se despliega con indicadores como los que hemos analizado en este post relacionados con la satisfacción con la vida, con el tiempo libre y el bienestar como elementos clave de competitividad del territorio desde una perspectiva de igualdad de género. No obstante, dada la complejidad del tema de este blog y su importancia para el reto sociodemográfico en particular, es necesario seguir ahondando en esta perspectiva de inclusividad con perspectiva de género como eje transversal de la competitividad al servicio del bienestar.
- (1) Para 2011, la encuesta refleja las percepciones de una muestra de 4.060 observaciones siendo 1.961 mujeres y 2.099 hombres; mientras que en 2021 la muestra contiene 5.003 observaciones compuestas de 2.443 mujeres y 2.560 hombres.
- (2) Es importante destacar que es satisfacción laboral general ya que hay otras dimensiones de la satisfacción con el trabajo; al igual que otras medidas de satisfacción con vida personal (en el apartado de actitudes y opiniones) y de satisfacción con el tiempo para la vida personal (en el apartado de Problemas de conciliación).
Edurne Magro
Edurne Magro es investigadora sénior en Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad. Es Doctora en Competitividad Empresarial y Desarrollo Económico con mención europea por la Universidad de Deusto, después de haber realizado una estancia en el Manchester Institute of Innovation Research de la Universidad de Manchester (Reino Unido).
Eduardo Sisti
Eduardo Sisti, investigador de Orkestra, es Licenciado en Economía por la Universidad del Salvador (Bs.As.-Argentina), Máster en Economía (MSc. In Economics) por la Universidad de Warwick (Reino Unido), y Doctor en Competitividad Empresarial y Desarrollo Económico de la Universidad de Deusto (San Sebastián – País Vasco).
Sofia Zhukova
Sofia, en la actualidad técnica en Orkestra, es graduada en Administración y dirección de empresas y obtuvo su especialidad en internacionalización en la UPV/EHU, aunque también cuenta con formación de postgrado en desarrollo internacional y turismo sostenible de la UOC.