Un nativo americano, JFK y la transición energética en Francia

Hyannisport es un pequeño pueblo costero, ubicado en la península de Cape Cod, en el Estado de Massachusetts (EE.UU). Se dice que recibe su nombre en honor al nativo americano Iyannough, de carácter gentil y cortés que, junto con su pueblo, los Mattachiest, ayudaron a los primeros peregrinos en su establecimiento en la zona.

Este mismo pueblo fue varios siglos después testigo de las vacaciones familiares del que se convirtiera en el 35º presidente de los EE.UU (1961-1963), John Fitzerald Kennedy, conocido por todos como JFK, el más joven en el cargo tras Theodore Roosevelt y el único católico. Hyannis le dedicó un pequeño museo que a lo largo de los años ha ido mejorando su contenido de manera muy destacable.

Pues bien, mientras revisaba el informe sobre la transición energética en Francia que publicamos en diciembre del pasado año (mi compañero Roberto, principal coautor y yo misma), para preparar un artículo, ha venido a mi mente una de las frases que JFK dijo en uno de sus discursos “Every accomplishment starts with a decision to try”.

Este proceso promovido por la Ley 2015-992 de 17 de agosto relativa a la transición energética para el crecimiento verde (LTECV) constituye, el marco legal de Francia para cumplir con toda una serie de objetivos de reducción de emisiones de GEI (de acuerdo con el acuerdo de París de la COP21), desarrollo de renovables, mejora de la eficiencia energética, etc. en un contexto internacional de lucha contra el cambio climático y en el que para Francia resulta esencial garantizar su seguridad energética.

La transición energética y ecológica en Francia, como también lo es en Alemania o Chile, es un proceso complejo, de larga duración y amplio, en el que hay que tener en consideración numerosos elementos. Entre estos pueden señalarse las motivaciones de ámbito histórico como la búsqueda de la independencia energética y la seguridad de suministro, que tras la crisis del petróleo de 1973, les llevó a la construcción de uno de los parques nucleares de mayor tamaño del mundo.

Además, existe una estructura energética de partida (donde la nuclear desempeña un papel muy relevante) que ha llevado a que en la actualidad Francia tenga precios de la energía en general en el promedio de la UE-28 y de la electricidad, en particular, por debajo de dicho promedio.

Esto a su vez, ha supuesto una ventaja/elemento decisivo, “atout” dicen ellos, para la competitividad industrial de su tejido empresarial, aunque también es cierto que ha beneficiado a los consumidores domésticos y a su calidad de vida.

Por otro lado, para Francia, país centralista por antonomasia, la Transición Energética supone un reto en lo que a la organización territorial se refiere, en la medida en que estas transiciones van acompañadas de un halo de descentralización, como resultado de la penetración de la generación distribuida y del autoconsumo.

El análisis de este proceso de transición y de su grado de cumplimiento muestra que existen dificultades para su consecución, salvo en el caso del objetivo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a 2020.

Por ello, Francia es consciente de la necesidad de implementar medidas para abordar todos los objetivos que se ha planteado, por ejemplo, para la reducción de consumo en el ámbito industrial (a través de los certificados de eficiencia energética) o en el doméstico /terciario (mejora energética de los edificios).

Así, es posible que Francia no cumpla con todos sus objetivos para dicho año 2020 y más allá, pero las medidas puestas en marcha cuentan con alcance para poder cumplir con aquellos a medio y largo plazo. Además, es necesario recordar que una de las principales cualidades de Francia para poder llevar a cabo exitosamente su transición energética es la continuidad del compromiso político independientemente de quién o qué partido político gobierne.

De esta manera se estaría cumpliendo con lo que JFK dijera antes de su trágica desaparición y es que “Every accomplishment starts with a decision to try”.