Preámbulo
Cuando se publica un documento como el Informe sobre “El futuro de la competitividad europea” (‘Informe Draghi’), es muy típico que todo tipo de periodistas y analistas ofrezcan una evaluación de su contenido.
Dos ángulos “muertos” que condicionarán el éxito de las medidas del Informe Draghi
Mientras que los comentaristas políticos pueden centrarse en la utilidad y adecuación de las medidas propuestas, los comentaristas económicos tienden a enfocarse en verificar si las proyecciones (coste-beneficio) incluidas en el informe son válidas y creíbles. Desde una perspectiva empresarial, un marco que se puede aplicar para revisar la eficacia de una propuesta como el ‘Informe Draghi’, es la evaluación VRIS (Barney, 1991). Es decir, comprobar si las medidas propuestas son valiosas y generan efectos positivos, si las medidas a implementar o los efectos a producir son raros y difíciles de imitar, y si los beneficios obtenidos proporcionan una ventaja sostenible.
A continuación, postulo que las acciones presentadas en el ‘Informe Draghi’ pueden no pasar la prueba del marco VRIS. Las medidas propuestas son indudablemente valiosas, pero no son ni raras ni difíciles de imitar, y si los EE. UU. decidieran aplicar medidas similares, es probable que eliminasen las ventajas que Europa aspira obtener de dichas propuestas. De hecho, es plausible pensar que si EE.UU. aplicara medidas similares, la brecha tecnológica, en innovación, en productividad y en prosperidad entre los EE.UU. y Europa se ampliaría aún más.
Introducción
El 9 de septiembre de 2024, se presentó el informe "El futuro de la competitividad europea". Este documento destaca la creciente brecha en innovación tecnológica, productividad y prosperidad entre la Unión Europea (UE) y los Estados Unidos (EE.UU.). Para superar esta situación, propone la plena implementación del mercado único, acompañada de políticas industriales, de competencia y comerciales que interactúen estrechamente y estén alineadas con una estrategia general de competitividad europea.
Tanto la propuesta de completar el mercado único como las políticas de apoyo adicionales parecen (y serán) medidas buenas y necesarias. Sin embargo, dudo que sean suficientes para reducir la brecha tecnológica, productiva y de prosperidad con los EE.UU. O, mejor dicho, postulo que si los EE.UU. implementaran medidas similares, sacarían más provecho de ello que si la UE pone en práctica las acciones que propone el ‘Informe Draghi’.
Baso mi conjetura en dos parámetros o elementos estructurales respecto a los cuales la UE y los EE.UU. muestran diferencias. Me refiero a sus ‘estructuras económicas’ y la ‘respuesta del sector privado a inversiones seminales de actores públicos’. Ambos parámetros influyen en la capacidad de generar tecnologías disruptivas, de aumentar la productividad y la prosperidad, así como en la capacidad de aprovechar economías de escala en un contexto de un mercado común interno. A continuación, indago más en cada uno de estos dos parámetros para clarificar mi perspectiva.
Estructura de especialización económica
Hay diferentes maneras de caracterizar la estructura económica de un país. Una de ellas es distinguir entre sectores primarios, secundarios, terciarios y cuaternarios. Otra consiste en desglosar la actividad económica por códigos NACE. Adicionalmente, también se puede observar el peso de las actividades económicas que conducen a productos y servicios intermedios, así como a productos y servicios terminados.
Si nos basamos en la última forma de medir para caracterizar la especialización estructural de una economía, podemos inferir si esta es relativamente propensa a generar innovaciones disruptivas (y, por ende, si hay posibilidad de reducir la brecha tecnológica entre las respectivas economías). En concreto, un mayor peso de actividad en torno a productos y servicios intermedios conduce, ceteris paribus, a más innovaciones incrementales (de carácter de mejora continua, sin ser completamente novedosas para el mercado), mientras que una mayor actividad en torno a productos y servicios terminados lleva, ceteris paribus, a más innovaciones de carácter radical (nuevas para el mercado).
Como ejemplos de innovaciones radicales sirven los siguientes casos:
- Tesla's Over-the-Air (OTA) Software Updates. Tesla revolucionó la industria automotriz al implementar actualizaciones por aire (OTA), permitiendo que los vehículos recibieran nuevas características, mejoraran su rendimiento y solucionaran problemas sin necesidad de visitar un centro de servicio. Esta innovación ha establecido nuevos estándares en la industria para el mantenimiento de vehículos y la experiencia del usuario. Ha llevado a una alta satisfacción y lealtad de los usuarios, y muchos otros fabricantes de automóviles han adoptado sistemas similares desde entonces.
- De la misma manera, nuevos modelos de negocio como el ridehailing, el ridesharing y el pay-per-mile han visto la luz en el mercado B2C (1) de coches o del transporte (Uber, Zipcar, ...), sin que esto se traduzca en pay-per-use arreglos entre los fabricantes de coches y sus proveedores de insumos (en los eslabones B2B (2) aguas arriba de la cadena de valor).
- Lo mismo ocurre con el famoso power-by-the-hour en el mercado B2B de propulsión aérea. Mientras que los fabricantes de turbinas aéreas cobran a lo producto-como-servicio a los operadores de aviones, no hay un mimetismo de esta práctica de servitización aguas arriba hacia proveedores de inputs para la construcción de las mismas turbinas.
En todos estos casos el origen de las innovaciones se sitúa en el nexo proveedor-usuario del producto o servicio final, mientras que aguas arriba reina el incrementalismo o el status quo.
En consecuencia, economías que están más orientadas a los usuarios finales o que albergan más actividades que llevan a negocios alrededor de productos y servicios finales (i.e., consumidores particulares o corporativos en mercados B2C), tienen más probabilidad de ser testigo de innovaciones disruptivas (Coccia, 2017). Esto se debe en parte a su impacto visible e inmediato en los usuarios finales y en el mercado de bienes de consumo. Las innovaciones radicales en bienes finales suelen provocar cambios disruptivos en la forma en que se consumen o utilizan los productos, o como se paga por ellos (entre otros, a través de nuevos modelos de negocio).
Por el contrario, la producción de bienes intermedios fomenta más mejoras continuas. En general, los clientes de productos intermedios (típicamente compradores en mercados B2B) son más cautelosos al adoptar novedades, prefiriendo soluciones probadas. Por lo tanto, aunque la producción de bienes intermedios puede ser intensiva en I+D, si una industria nacional se enfoca más en productos o servicios finales, está expuesto a mayores incentivos para innovar de manera radical.
Por ende, las economías que se basan más en producto y servicio final tienen más posibilidad de ser la cuna de nuevos mercados, de nuevas líneas de negocio y de nuevos motores de crecimiento. Es decir: la innovación radical facilita la creación de nuevas industrias al permitir el desarrollo de nuevas tecnologías y modelos de negocio que responden a necesidades potencialmente únicas del cliente y del mercado, creando nuevas oportunidades de mercado y reconfigurando el panorama competitivo existente (Lettl et al., 2006).
Asimismo, las innovaciones radicales suelen dar lugar a incrementos sustanciales en la productividad y la prosperidad entre los agentes (económicos) de una sociedad. Esto es, los márgenes de los bienes finales suelen superar a los de los bienes intermedios, especialmente cuando intervienen factores de valor añadido como el branding, el diseño, u otros intangibles (Hübscher & Martynkiewitz, 2021), y se crean conexiones más cercanas con diferentes segmentos de consumidores finales. Lo anterior permite a los proveedores fijar precios más altos basados en la diferenciación de productos, el valor de la marca y la experiencia del cliente (Kulp et al., 2004). De este modo, la productividad y la prosperidad tienden a aumentar más si las industrias nacionales se orientan hacia la producción y el comercio de bienes finales.
En consecuencia, si utilizamos cálculos del World Trade Organization, empleando la base de datos TiVA de la OCDE, respecto a Alemania, España, la UE 27 y los Estados Unidos, y analizamos su respectiva dependencia relativa de bienes y servicios intermediarios o terminados (tanto en términos de contribución al PIB (3) como a las exportaciones), obtenemos los siguientes resultados:
Figura 1.
Indicadores para caracterizar la especialización de la estructura económica

Puntos para destacar: (4)
La economía de EE.UU. está más orientada a los servicios y al consumidor final que la de la UE-27 y Alemania. Es cierto que España se acerca a EE.UU. en cuanto a la provisión de servicios finales, pero esto se debe a la fuerte dependencia de España del sector turístico. En conjunto, EE.UU. muestra una orientación más diversificada hacia los servicios (servicios financieros, profesionales, comerciales, etc.), tanto en actividades intermedias como en exportaciones de servicios finales.
En cuanto a la manufactura, la situación es opuesta: EE.UU. se queda atrás con respecto a los otros tres territorios en todos los indicadores. Es decir, ya sea que observemos bienes intermedios o finales, o la producción de estos bienes como porcentaje del PIB, o su peso en las exportaciones totales.
- Alemania destaca por un alto porcentaje de bienes intermedios tanto en el PIB como en las exportaciones, lo que refleja su sólida base industrial. Los bienes intermedios de Alemania consisten predominantemente en insumos físicos e industriales, como maquinaria y partes de vehículos.
- EE.UU. muestra una menor proporción del PIB y las exportaciones vinculada a bienes intermedios manufacturados, ya que su economía está más orientada a los servicios. Los bienes intermedios de EE. UU. están mayormente basados en servicios, como el comercio mayorista y minorista, las finanzas y los servicios profesionales.
- Los promedios de la UE-27 se sitúan entre Alemania y EE.UU., con una significativa dependencia de la manufactura en los estados miembros, especialmente en Europa del Este, mientras que países como Francia y España muestran una mayor orientación hacia el sector terciario. Nota Bene: el ‘Informe Draghi’ señala también a que la UE-27 sufre de una estructura industrial estática, mientras que la de los EE. UU. ha mostrado más dinamismo en cuanto a una transición de actividades económicas hacia sectores más boyantes.
- Finalmente, España tiene una contribución ligeramente menor de bienes intermedios manufacturados debido a un mayor enfoque en los servicios.
Implicaciones:
Basado en el análisis anterior, la economía de EE.UU. debería mostrar una mayor propensión hacia innovaciones radicales (tecnológicas y/o de modelo de negocio), hacia la obtención de márgenes vinculados a dichas innovaciones y hacia la creación de nuevos mercados. Por lo tanto, cuenta con una ventaja a la hora de aprovechar los aumentos de productividad y prosperidad derivados de las medidas de apoyo político.
Responsividad del sector privado a las inversiones seminales de actores públicos
Otro aspecto estructural clave en el que las economías de la UE y de los EE. UU. muestran diferencias es la respuesta del sector privado a las inversiones seminales de actores públicos. Este parámetro influye directamente en los efectos adicionales o multiplicadores que una política o inversión pública puede generar, no solo en sus beneficiarios directos, sino también en el gasto y la inversión de otros actores económicos.
Para comparar la situación europea con la estadounidense, la OCDE, la Federal Reserve, el Banco Central Europeo, el Bureau of Economic Analysis y Eurostat proporcionan datos relevantes para calcular el crecimiento del PIB nominal, los agregados monetarios, las tasas de ahorro de los hogares, el gasto en consumo privado, los niveles de inflación, los tipos de interés y la expansión crediticia. Al analizar estos indicadores, emergen diferencias notables entre los EE.UU. y la UE-27 durante el periodo 2019-2023:
Figura 2.
Indicadores de responsividad del sector privado a inversiones seminales de actores públicos
Puntos para destacar:
- Economía de EE.UU.: Mayor consumo privado, tasas de ahorro más bajas y un crecimiento del PIB nominal relativamente fuerte. La expansión de la oferta monetaria en tiempos recientes ha facilitado el gasto privado, manteniendo una economía orientada al consumo.
- Economías de la UE-27: En general, tasas de ahorro más altas y hábitos de gasto más conservadores, particularmente en los países del norte de Europa. En economías como España (o también Italia), aunque los ahorros son menores, las tasas de crecimiento más bajas y la inestabilidad económica frenan el gasto y la inversión privada.
Estas diferencias explican, en parte, por qué las inversiones seminales en los EE.UU. tienden a generar mayores efectos multiplicadores que en la UE-27. Es decir: los EE. UU. cuentan con una disposición más fuerte hacia el gasto, un uso más extendido del crédito, y una mayor integración de su mercado interno, lo que facilita la escalabilidad y el efecto dominó de las inversiones seminales, incluido las que proceden del sector público.
Exhibit: El Gobierno como Motor de Innovación en los EE.UU.
En los EE.UU. encontramos varios ejemplos claros de cómo la inversión pública puede catalizar la inversión privada, particularmente en el sector de la tecnología. A lo largo de la historia reciente, el gobierno de los EE.UU. ha actuado como un “emprendedor” clave en el desarrollo de industrias tecnológicas avanzadas. Mazzucato (2013) destaca cómo la inversión federal en áreas como la investigación y el desarrollo militar, la NASA, y las agencias de ciencia han pavimentado el camino para avances tecnológicos que luego fueron explotados comercialmente por el sector privado.
Un caso emblemático es la creación de Internet, que comenzó como un proyecto del Departamento de Defensa de EE.UU. Después de años de inversión pública en infraestructura digital, las empresas privadas (como Amazon, Google y Facebook) desarrollaron modelos de negocio que revolucionaron la economía global. Este es un claro ejemplo de cómo la inversión pública seminal no solo facilitó el crecimiento tecnológico, sino que también desencadenó un auge de inversiones privadas en sectores complementarios, generando un efecto multiplicador a gran escala.
En contraste, en la UE-27, los altos niveles de regulación y fragmentación del mercado tienden a desalentar la expansión de las inversiones privadas en ciertos sectores, incluso cuando existen inversiones públicas. Además, mientras que en la UE existen riesgos de "crowding out" (de inversiones) del sector privado—i.e., la inversión pública desplaza o limita la inversión privada—en los EE.UU. existe más probabilidad de “crowding in” (5) (o “locking in”) inversión privada a partir de inversiones públicas. Esto, unido a una mayor aversión al riesgo y hábitos de ahorro más conservadores, limita el efecto de arrastre de las inversiones públicas en el sector privado. Finalmente, el propio ‘Informe Draghi’ indica que la inversión pública en I+D+i en Europa no fomenta suficientemente la generación de innovaciones rompedoras. (6)
En consecuencia, las dinámicas expansivas de la respuesta del sector privado a las inversiones públicas en los EE.UU. son considerablemente más fuertes que en la UE-27. Esto tiene profundas implicaciones sobre cómo las inversiones seminales, ya sean públicas o privadas, pueden desencadenar efectos acumulativos más potentes en los EE.UU. La integración de su mercado interno, el acceso a financiación y la cultura económica orientada al crecimiento y al riesgo hacen que las inversiones seminales en los EE.UU. generen, en general, un impacto económico más rápido y de mayor magnitud que en la UE-27.
Conclusión
En cuanto a los dos parámetros cruciales (la estructura de especialización económica y la respuesta del sector privado a inversiones seminales de actores públicos), las condiciones de la economía de la UE-27 hacen parecer que las medidas propuestas en el 'Informe Draghi' no sean sostenibles para recuperar terreno frente a EE.UU. En otras palabras, si los EE.UU. adoptaran las mismas medidas, es probable que el impacto en su capacidad para impulsar la innovación tecnológica, aumentar la productividad, crear nuevos mercados, generar motores de crecimiento y elevar la riqueza sería mayor.
Desde luego, las empresas europeas innovan y generan márgenes, pero buena parte de los mercados en los que operan (mercados B2B para productos intermedios) no son los más dinámicos en términos de estímulo a la innovación (disruptiva) y de cara al aumento de márgenes. Del mismo modo, en muchos países de la UE la inversión pública genera efectos de “crowding out” (es decir, la inversión pública desplaza o limita la inversión privada), lo que, junto con una mayor aversión al riesgo y unos hábitos de ahorro más conservadores de empresas y de la ciudadanía, reduce el efecto de arrastre que las inversiones públicas pueden tener en el sector privado. Es importante tener en cuenta estos ángulos “muertos" o estas contingencias al analizar el ‘Informe Draghi’, antes de esperar milagros de las medidas propuestas. Es más: la llegada de Trump a la Casa Blanca podría acentuar las diferencias económicas descritas, así como las correspondientes (des)ventajas para unos y otros.
Bibliografía
- Barney, J.B. (1991). Firm Resources and Sustained Competitive Advantage. Journal of Management, 17(1), 99-120.
- Coccia, M. (2017). Sources of technological innovation: Radical and incremental innovation problem-driven to support competitive advantage of firms. Technology Analysis & Strategic Management, 29(9), 1048-1061.
- Hübscher, M.C. y N. Martynkiewitz (2021). Intangibles in Different Industries. In: Heidecke, B., Hübscher, M.C., Schmidtke, R., Schmitt, M. (eds) Intangibles in the World of Transfer Pricing. Springer, Cham.
- Kulp, S., Hau, L. y E. Ofek (2004). Manufacturer Benefits from Information Integration with Retail Customers. Management Science, 50(4), April, 431–444.
- Lettl, Chr., Herstatt, C. y H-G. Gemünden (2006). Users' contributions to radical innovation: evidence from four cases in the field of medical equipment technology, R&D Management, 36(3), 251-272.
- Mazzucato, M. (2013), The entrepreneurial state, Anthem Press, London.
- (1) Mercado Business-to-Consumer: mercado al por menor donde se atiende al consumidor privado / particular.
- (2) Mercado Business-to-Business con transacciones entre empresas.
- (3) PIB: Producto Interior Bruto. En inglés: Gross Domestic Product o “GDP” como abreviación.
- (4) Ten en cuenta que cada porcentaje presentado muestra la importancia relativa de esa categoría dentro de las exportaciones (o el PIB), pero no significa que sean partes separadas y mutuamente excluyentes del valor total de las exportaciones. Por ejemplo, en los EE. UU., el 22% de las exportaciones son productos intermedios y el 95,9% son servicios intermedios, pero estos porcentajes no son exclusivos entre sí ni de los productos terminados. De manera similar, el 50% de las exportaciones de los EE. UU. son servicios terminados, pero los servicios pueden formar parte de la cadena de producción tanto de bienes intermedios como de bienes terminados.
- (5) Crowding in
- (6) Es cierto que el CERN (Organización Europea de Investigación Nuclear) es una iniciativa europea que tiene un buen historial en cuanto a generar spin-offs privados. No obstante, de acuerdo con los CERN Knowledge Transfer Annual Reports, estos son en su mayoría empresas de dimensiones reducidas.

Bart Kamp
Bart Kamp es el investigador principal del área de Internacionalización y Servitización de Negocios en Orkestra-IVC. Su investigación se centra en las estrategias competitivas que permiten a empresas liderar en sus respectivos nichos de mercado a nivel internacional, y en procesos de servitización entre empresas manufactureras.
